Respiro, observo, siento, estoy todo dentro de mi, nunca he podido fugarme fuera aunque lo he intentado.
Lo demás esta allí si no es solo un sueño, no me pertenece, no soy responsable de nada, no tengo que cuidar de que las cosas se pierdan porque nunca van ha estar perdidas para ellas mismas, si están en el mundo no es mi culpa, si alguien quiere encadenarse a ellas no es mi problema, eso me libera, no tengo nada solo soy yo, lo demás que se lo lleve el viento que lo arranquen de mis manos que se pierda con el tiempo.
En el momento presente en el que siempre vivimos lo único que tenemos es a nosotros mismos.
Aveces hay cosas que nos llegan por casualidad pero las aceptamos como propias, nos definimos en ellas como si fueran algo inherente a nosotros, es al apropiación y identificación que luego utilizamos para decir yo hago esto o soy así, sin entender que estamos construyendo veladuras que difuminan al verdadero yo, lo que sería más certero es decir yo he sido capaz de asumir aceptar escoger tal o cual cosa entre otras muchas otras posibilidades que tal vez pudimos haber escogido.
Partimos de una esencia que tiene infinitas posibilidades creativas para interpretarse, y el juego entre el yo, lo externo y mis interpretaciones definen cada una de las posibilidades que de ello derivan.
Se nos olvida el proceso espontaneo de hacerse donde todo lo que es pensado y interpretado se mezcla como capas que se superponen o se mixturan con otras para construir posibilidades de ser y de actuar que adoptamos en cada momento.
Me enamore y fui feliz esperando oír su voz por el teléfono, fui feliz porque sentía aunque ese sentimiento era difícil de contener y me desbordaba, perturbaba mi tranquilidad con una mezcla de gozo y de incertidumbre, y luego cuando el sonido del teléfono cortaba el tiempo con su agudo estruendo mi manos se abalanzaban buscando los auriculares luego de que mi mirada ya se había posado sobre tan celebrado aparto que me prometía el acercamiento a mi bien amado.
es cierto que nunca sucedió lo que al final esperaba, porque las cosas nunca me han sucedido como yo lo imagine, pero me parece que fue real que estuviste en mis brazos y llegue a ser inmensamente feliz y creo que tu también lo eras y tal vez eso fue mejor de lo que yo planee para ti y para mi, luego me enamore otras veces y con algunas variantes pèro llego a suceder siempre lo mismo, que las cosas nunca son como yo las esperaba. Lo me que hizo concluir algunas cosas:
la ingenuidad se pierde a golpes de desengaños
no soy un pitoniso, ni un profeta, no tengo talento para la adivinación
entre tantas posibles aspectos de lo desconocido es muy difícil que imaginemos el por venir.
Puede ser que allá un destino que no tome en cuenta lo que yo quiero.
Si las cosas no salen bien una vez puede no ser culpa tuya pero si no salen bien ninguna es sospechoso.
Dios sabe más lo que realmente quiero que yo y por eso me aleja de las opciones incorrectas pero esta afirmación es muy cuestionable porque aunque quiero creer en dios eso es diferente a que excita.