Que diferente la visión de futuro que tenían nuestros abuelos con la que tenemos ahora y es que su sensación de seguridad y de expansión dentro de un sistema y modo de vida contrasta con la nuestro panorama al enfrentar una crisis financiera que intuimos no tiene precedentes en al historia y que se suma a nuestro desasosiego al observar los efectos reales del calentamiento climático, que acelera la destrucción de nuestro ya de por si maltrecho entorno ecológico y como consecuencia de nosotros mismos.
Una de las características de esta crisis es su impacto sorpresa y todas sus réplicas que nos han convertido en espectadores asombrados a una permanente serie de acontecimientos y de nuevos pronósticos de la situación, que aunque espero equivocarme me hace pensar que nadie conoce la magnitud real de lo que esta pasando.
Desde luego hay muchas circunstancias convergiendo en este momento y creo que todas deben ser tomadas en cuenta si se quiere platear una salida más real del atolladero, porque implantar soluciones que pretenden oxigenar un sistema inviable y moribundo me parece alargar la agonía, posponiendo tomar el toro por los cuernos para otro momento en el posiblemente estaremos más debilitados.
Una de las características de esta crisis es su impacto sorpresa y todas sus réplicas que nos han convertido en espectadores asombrados a una permanente serie de acontecimientos y de nuevos pronósticos de la situación, que aunque espero equivocarme me hace pensar que nadie conoce la magnitud real de lo que esta pasando.
Desde luego hay muchas circunstancias convergiendo en este momento y creo que todas deben ser tomadas en cuenta si se quiere platear una salida más real del atolladero, porque implantar soluciones que pretenden oxigenar un sistema inviable y moribundo me parece alargar la agonía, posponiendo tomar el toro por los cuernos para otro momento en el posiblemente estaremos más debilitados.
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